Biblioteca Digital Internacional para Niños

Deja un comentario

Las barreras idiomáticas nunca fueron tan pronunciadas. Es cada vez más difícil que las iniciativas educativas logren el éxito, debido a las diferencias idiomáticas, ya sea en el área urbana de un país desarrollado (por ejemplo, la población de estudiantes del sistema de escuelas públicas de Chicago habla 73 idiomas diferentes) o de las áreas rurales de un país menos desarrollado (por ejemplo Mongolia, donde la ICDL tiene su primera sede, y donde las escuelas rurales todavía no apoyan la cultura de la lectura por placer).

Cuando una familia se muda de Kenia a Finlandia, de Brasil a México, o de Vietnam a California, con frecuencia deben dejar atrás los libros publicados en su país de origen o en su idioma materno.  En sus nuevos lugares de residencia, puede resultar difícil (o incluso imposible) encontrar libros infantiles de sus culturas y en su idioma materno.  Los padres tienen poco acceso a los libros y las historias de su juventud para pasarlos a la siguiente generación. Muchos niños crecen sin conocer el patrimonio cultural de su familia y su idioma materno.  Un principio fundamental de la fundación es que —independientemente del lugar en donde vivan— los niños y sus familias merecen tener acceso a los libros de su cultura, así como también de la cultura donde se encuentran. De acuerdo con un artículo publicado en 2005 por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) en preparación para la segunda reunión de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, «la imposibilidad de acceder a información en el idioma materno equivale a negar un derecho humano». El informe también concluye, «en términos de pedagogía, ¿cómo aprenden mejor los niños?  En su idioma materno.»

El objetivo de la Fundación ICDL es construir una colección de libros que represente libros históricos y contemporáneos destacables de todo el mundo. En última instancia, la fundación aspira a tener representaciones de todas las culturas y los idiomas, para que todos los niños puedan conocer y apreciar la riqueza de la literatura infantil de la comunidad mundial.

Declaración de la misión

La misión de la ICDL Foundation (Fundación Biblioteca Digital Internacional para Niños) es entusiasmar e inspirar a los niños del mundo para que se conviertan en miembros de la comunidad global. Niños que comprendan el valor de la tolerancia y el respeto de la diversidad cultural, los idiomas y las ideas, logrando todo esto al poner a disposición de ellos la mejor literatura infantil en línea sin cargo. La fundación lucha por lograr su visión mediante la construcción de una biblioteca digital de libros infantiles destacados de todo el mundo y que apoye a las comunidades de niños y adultos en la exploración y el uso de esta literatura a través de una tecnología innovadora diseñada en asociación con los niños y para los niños.

La Fundación ICDL [en] es una corporación sin fines de lucro.

Visite la Biblioteca Digital Internacional para Niños.

10 mitos absurdos sobre la oficina sin papel

Deja un comentario

1. La tecnología no esta preparada para la oficina sin papel
Esta es una de las excusas que se esgrimen con más frecuencia. “Me gustaría, pero no creo que la tecnología disponible pueda ayudarme…” Actualmente no sólo existen dispositivos capaces de escanear todo tipo de papel a gran velocidad y a un precio muy reducido sino que también son capaces de organizar flujos de trabajo con los que desaparece la necesidad de utilizar de nuevo el papel.

Es decir, lo importante no es solo eliminar el papel que ya tenemos, sino también disponer de las herramientas necesarias para no generarlo de nuevo. Sin embargo, aunque ya existes escáneres, sistemas de gestión documental y destructores de documentos (todo ello a un precio más que asequible), su tasa de adopción no es demasiado alta, a pesar de que sistemas como la firma y la factura electrónica ya son un requisito indispensable para relacionarnos con administraciones públicas y grandes empresas.

En cambio, muchas pymes se obstinan en mantener en sus instalaciones un aparato tan antiguo y anquilosado como el fax, que data ni más ni menos que del año 1863.

2. Muchas empresas piensan que es “todo o nada”
Otro de los problemas que esgrimen muchos gestores es que entienden que la oficina sin papel supone renunciar al papel por completo. Al considerarlo una idea poco menos que absurda, ni siquiera se plantean la posibilidad de comenzar a reducir el consumo de papel en su empresa.

Aunque la situación ideal, efectivamente, es la de eliminar por completo el papel, no es algo que vaya a pasar en los próximos años. Hay que afrontar la realidad. Vamos a seguir utilizando el papel para muchas cosas, pero esto no quiere decir que no podamos implantar prácticas que limiten su uso en nuestra empresa.

Comenzando por apostar por la facturación electrónica, promoviendo políticas de impresión responsable, utilizando papel reciclado, limitando el número de páginas que pueden imprimirse desde determinados puestos… etc. son solo algunos ejemplos que podemos implantar en nuestra empresa desde ya.

3. La oficina sin papel es “menos segura”
¿Es más seguro mandar un correo electrónico o una carta certificada? Por supuesto, muchos argumentarán que al mandar una carta certificada tenemos todas las garantía de que llegará a su destino. Esto que no es baladí, no nos aseguro sin embargo qué es lo que pasará durante el camino. Con el correo electrónico pasa lo mismo.

Aunque es cierto que existen “decenas de amenazas” que se ciernen sobre nuestro correo electrónico, también lo es que existen decenas de soluciones (muchas de ellas completamente gratuitas) con las que podemos realizar envíos electrónicos completamente seguros. Algunas son tan seguras (como la encriptación de datos por PGP) que se necesitarían años para poder descifrar un mensaje obtenido con alguna artimaña de dudosa legalidad.

Por otro lado, también resulta mucho más seguro mantener nuestros documentos almacenados en servidores (ya sea dentro o fuera de la oficina) que en enormes archivos difíciles de consultar y que básicamente, ocupan espacio.

4. Con un escáner lo hemos resuelto todo
En el lado de los entusiastas tenemos aquellos que piensan que por comprar un buen escáner ya han resuelto con éxito el reto de vivir sin papel. El escáner cumple ciertamente una función vital a la hora de eliminar el papel que ya tenemos en nuestra oficina, pero no crea por si solo una oficina sin papel.

Lo que realmente importa es llegar a un punto en el que no tengamos la necesidad de escanear ningún documento. Maximizar y mejorar el uso de nuestro correo electrónico, apostar de forma decidida por sistemas de encriptación y firma electrónica, avisar a proveedores y clientes que exigimos toda la información en formato digital… etc. con algunas de las prácticas que podemos poner en marcha.

5. Leer en el monitor cansa demasiado la vista
No vamos a negar la máxima. Leer en papel cansa mucho menos que leer en una pantalla. Sin embargo hay algunos peros. En primer lugar, no todos los monitores son iguales. Muchos monitores presentes en las pymes españolas son un auténtico infierno. Pantallas parpadeantes, monitores de tubo de hace hace diez años, portátiles excesivamente pequeños para el trabajo diario…

Hay una buena razón por la que existe diferencia de precio entre monitores que en principio parecen presentar similares características. Y es que cuando leemos en un buen monitor, la diferencia se nota. Por otro lado, es de esperar con el paso del tiempo los aparatos de lectura basados en tinta electrónica bajen de precio, siendo accesibles para muchos trabajadores que podrán llevar sus documentos siempre consigo.

Finalmente, la presumible popularización de las tablets va a ayudar a que cada vez tengamos que imprimir menos documentos, al poder acceder a todos ellos con un simple “toque de dedo”.

6. Con la oficina sin papel respetamos el medio ambiente
Vivir sin papel ayuda al medio ambiente si somos capaces de producir menos papel. Si únicamente nos limitamos a escanear documentos y tirar las copias impresas a la basura no estaremos siendo precisamente los más ecológicos del mundo. En este punto, nos remitimos a algunas de las prácticas que ya hemos abordado en otros apartados de este artículo.

7. Vivir sin papel es demasiado caro
Evidentemente la oficina sin papel requiere una inversión inicial. Deberemos comprar un buen escáner, un monitor decente y otros pequeños componentes que nos faciliten la transición. En total una pequeña empresa (5-10 trabajadores) podría necesitar una inversión de aproximadamente 1.000 euros para disponer de todo lo necesario para convertirse en una oficina sin papel.

Si tenemos en cuenta que además el ROI (retorno de la inversión) se suele producir antes de un año, no parece después de todo que sea tan caro dar el paso ¿no?

8. El papel es mucho más seguro que una copia digital
Si nuestra gestión de copias de seguridad deja mucho que desear, probablemente esta afirmación tenga todo el sentido del mundo. En este sentido, si guardamos todos nuestros datos en un único disco duro externo que puede fallar por mil razones en cualquier momento, resulta del todo recomendable seguir confiando en el papel.

Sin embargo, si realmente nos preocupamos por implementar una buena política de protección de nuestros documentos (copias locales y en “la nube” por ejemplo) no hay nada que haga que el papel sea más seguro que los bits almacenados en un servidor. Es más, el papel envejece bastante mal, por no hablar de la enorme cantidad de espacio que precisa para su correcta gestión.

9. Todos los formatos son equivalentes
Una cosa es ponernos a “escanear alegremente” y otra muy distinta, saber hacerlo bien. Por ejemplo, la mayoría de los escáneres orientados al sector del consumo suelen apostar por el formato *.tiff como predeterminado cada vez que introducimos una nueva imagen o documento. Aunque la calidad del tiff es superior al del JPEG o incluso en PNG, de nada nos servirá si lo que queremos es gestionar los documentos de una oficina.

Deberemos optar en cambio por aparatos que convierten nuestros documentos a PDF, de modo que podamos integrarlos en motores de búsqueda, permitiéndonos además extraer texto cuando lo necesitamos y, en definitiva, integrarlos en un workflow productivo. Con esto queremos decir que antes de empezar, conviene informarse y es que no todos los formatos sirven para lo mismo y no, “no da igual” usemos lo que usemos.

10. Vamos a ahorrar mucho tiempo
Una vez más, el simple hecho de escanear documentos no va a producir ahorros estimables de tiempo si nos quedamos en este paso. El objetivo de la oficina sin papel no es disponer de una copia digital de todos nuestros documentos, sino de crear un flujo de trabajo más eficiente y productivo. En este sentido, cuando pensamos en dar el paso, tenemos que pensar que vamos a necesitar cambiar la forma en la que hasta ahora nos hemos organizado.

Afortunadamente, son muchas las empresas que venden paquetes de software de gestión documental, con los que esta vez sí, vamos a poder acceder a todos los documentos que necesitamos de forma instantánea sin tener que invertir demasiado dinero.

Tomado de: Facturación electrónica: Blog de recursos sobre la factura electrónica

¿Por qué no funcionan los entornos colaborativos 2.0 en mi empresa?

2 comentarios

Gracias a la tecnología web 2.0 aplicada a la empresa, es posible compartir información en espacios como los “facebooks” corporativos mediante perfiles, wikis o blogs. Todos podemos generar contenido. ¿Pero realmente quieren o necesitan hacerlo? ¿Mis empleados son prosumidores? ¿Pertenecen a la generación Y o Z? ¿Realmente mejoraremos los procesos? ¿Hay cultura empresarial en la organizacion como para crear masa critica? Existen muchas preguntas que responder antes de realizar un proyecto de colaboración 2.0.

Estamos en un ambiente volcado hacia la innovación y los resultados, donde las tareas cambian rápidamente y se demanda una colaboración cada vez mayor. Es necesario adquirir constantemente nuevos conocimientos, identificar a otros expertos para trabajar con ellos y así resolver situaciones complejas a una velocidad cada vez mayor. Por ello, los espacios colaborativos permiten el teletrabajo, la incorporación de nuevas ideas y conocimiento en la empresa.

La motivación y el sentido de la responsabilidad están fuertemente vinculados con la personalidad del individuo y la cultura empresarial en la que está inmerso. Si queremos que nuestros trabajadores generen contenido y que colaboren en una plataforma corporativa hay que comprometerse con sus valores y hablar su idioma. Así, les ayudamos a la consecución de sus objetivos invididuales, y con ellos, a los corporativos. Las tecnologías 2.0 son una cuestión de actitud del empleado.

También hay que involucrar a los consumidores de la información en las fases de definición y no sólo en la fase de cambio de herramienta. Esto último, demostraría una actitud autoritaria por parte de la organización que poco tiene que ver con los valores de lo que se ha denominado Enterprise 2.0. Asimismo, el sentido de la responsabilidad se diluye en la comunidad si el individuo no esta vinculado fuertemente a ella: si todos somos responsables, nadie lo es verdaderamente.

El reto es captar y fidelizar a las personas que están detrás de los procesos de negocio para que su actitud permita la capitalización de su experiencia particular. La elección tecnológica es importante, pero el éxito se garantiza al analizar los drivers psicológicos que definen el comportamiento de cada tipo de usuario y sus habilidades colaborativas para gestionar el cambio de comportamiento y percepción que los empleados tienen sobre el flujo de comunicación empresarial. Hay que considerar que es un cambio organizacional (no tecnológico) con un fuerte componente de voluntad personal. Podemos contar con el mejor software del mercado, pero si los usuarios no generan contenido, habremos malgastado nuestro presupuesto. Gartner estima que el 70% de las iniciativas en social media dominadas por IT fracasará, ya que no responden a soluciones sociales de valores de negocio.

Construyendo la Enterprise 2.0

Se ha hablado mucho sobre tipologías de clientes. Pero… ¿y la de nuestros empleados? Sabemos donde viven nuestros clientes, qué les gusta o si prefieren recibir información por mail o sms. Pero la mayoría de las empresas carecen de analíticas sobre cómo interactuar con sus trabajadores en lo referente a la gestión documental. ¿Son prosumidores? ¿Consumen información corporativa como un “lurker” en una actitud pasiva? ¿Qué herramientas colaborativas utilizan en el entorno empresarial? ¿Y en el personal? Las respuestas nos servirán como base para construir la estrategia de Enterprise 2.0.

Empezar con un análisis sincero del estado actual de la organización es fundamental para conocer a los usuarios e identificar a los futuros líderes de las comunidades. Analizar los factores psicológicos o las motivaciones basadas en los propios valores de estos líderes de la comunidad (no directivos necesariamente) es algo que debería añadirse de un modo natural, de la misma forma que se analizan diferentes plataformas de software. Así, eliminamos uno de los errores más comunes: no asignar recursos humanos específicos, sobrecargando a los departamentos IT con tareas no tecnológicas.

El contenido online generado por el usuario en el entorno colaborativo, debe ser gestionado por expertos en Inteligencia Colaborativa y Gestión del Conocimiento. Un papel clave es el del community manager: un responsable senior que gestiona el entorno colaborativo. Así, como la masa crítica tiene que ser fidelizada por un Gardener. Es decir, un perfil entusiasta que se encargue de realizar pequeños mantenimientos que ayuden a los usuarios y los motiven a generar contenido, para mantener viva la comunidad.

Otro error típico se relaciona con la búsqueda: se utiliza el modelo subjetivo que tiene una base individual (intranet como repositorio o biblioteca estática) para estructurar y contextualizar a los usuarios la nueva información colaborativa. O bien no se ha considerado con detalle cómo indexar la información no-estructurada generada: no se adapta el motor de búsqueda a las nuevas fuentes de información con un modelo orientado a la consecución de un objetivo colectivo.

Las folksonomias ayudan a la búsqueda empresarial, cada vez más comune dentro del firewall. Este tipo de taxonomía es creada y compartida libremente por los usuarios y aunque el ejemplo más conocido es Del.ici.ous, últimamente han surgiendo iniciativas corporativas como Dogear, una herramienta de etiquetas marca páginas de IBM-Connections creada en 2007.

Herramientas como estas son ya comunes en Enterprise 2.0: BaseCamp una aplicación web para gestionar proyectos usado por Kelloggs, Adidas, DHL, WWF etc., que causa furor incluso entre sus competidores. Yammer, herramienta colaborativa 2.0 para empresas en formato microblogging (al estilo Twitter). Exalead, con sus aplicaciones basadas en búsqueda, utiliza mashups para mejorar la experiencia de usuario de contenidos estructurados y no estructurados.

Finalmente, hay que destacar que la colaboración en red, va más allá de la tecnología. Comienza con una acción individual, que se acrecienta con una red de individuos colaborando entre sí. Aquí, la motivación con el ejemplo es imprescindible. La responsabilidad de la colaboración no se puede delegar. La capitalización es una decisión libre y son los usuarios los que tienen que querer poner su conocimiento a disposición de la empresa. Los espacios de colaboración 2.0 son vitales para la competitividad de los trabajadores, de la compañía y una respuesta eficiente al extraordinario volumen de información existente.

Técnicas de archivo y gestión documental 2.0

Deja un comentario